Pero un día, Pablo le cuenta a su madre que la profe le ha castigado y le ha llevado a la clase de los bebés. La madre preocupada, pero haciendo un esfuerzo porque el niño no lo notase, intenta sonsacarle lo que había ocurrido, y Pablo le cuenta:
Pablo: Yo estaba tranquilamente sentado en mi silla cuándo Juan ha empezado a molestarme tirándome de
la oreja, le he dicho que parase, pero no me ha hecho caso, así que al final le he gritado que me dejase en paz.
Pablo: Pues que la profe no vio que Juan me estaba molestando y me ha castigado a mí sólo por haber gritado.
Mamá: Y te parece justo?
Pablo: Pues no, porque Juan es el que me estaba chinchando. Pero mamá, ¿sabes lo peor?, cuándo la profe
me estaba llevando a la clase de los bebés, me han colgado del cuello un chupete y los demás niños me llamaban bebé, lo he pasado muy mal.
La madre, evidentemente, se queda muy preocupada por la situación tan injusta que ha vivido su hijo, pero va más allá y piensa,
- ¿Qué le están enseñando a mi hijo?
- ¿Es la humillación un "valor" que se debe enseñar en el colegio o en cualquier otro sitio?
- ¿No existe en este colegio el valor del perdón?
- ¿No cabe la equivocación en este sistema?
- ¿He elegido el colegio adecuado para mi hijo?
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